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Tocando Fondo - Depresión

Un estudio internacional publicado en la revista The Lancet, estima que los casos de depresión mayor y trastorno de ansiedad en el mundo han aumentado un 28% y un 26%, respectivamente, durante la pandemia. Esto significa que en 2020 se produjeron 53 millones de trastornos depresivos y 76 millones de diagnósticos de ansiedad más de los esperables. Sin duda son datos a tener en cuenta y no pasarlos por alto, de lo contrario el principal problema del mundo no será su economía, o su desarrollo tecnológico sino la imperante decadencia mental que van a sufrir y están sufriendo los seres humanos. Como consecuencia de esto cada vez asistiremos a más situaciones fatales y desenlaces caóticos.



Principales síntomas de la depresión:


- No se vislumbra el futuro, todo es negro

- No se siente placer por cosas que antes lo producían, la vida pierde todo su interés

- Aislamiento social y encierre

- Desmotivación diaria

- Tristeza

- Culpa

- Irritabilidad

- Posibles Pensamientos relacionados con la muerte

- Se reducen las capacidades cognitivas, la concentración y la atención

- Insomnio


La depresión es multifactorial, esto significa que intervienen en su aparición varios factores, su heredabilidad genética se estima que afecta al rededor del 40-50%, otros factores com el ambiente, la biología o la psicología componen el otro 60-50% de afectación, sin embargo, cabe destacar que todo ello es prevenible si ponemos los puntos donde debemos hacerlo. Una persona sin carga genética puede padecer depresión, al igual una persona con carga genética puede no experimentarla en la vida.


Si una persona tiene un riesgo de sufrir depresión del 40% por su herencia genética, como hemos dicho, no lo condena a sufrir depresión si o si, es más, esta persona deberá poner todos sus recursos en anular o adormecer esta carga genética y esto es totalmente posible de lograr, hay personas con alta carga genética en su heredabilidad depresiva y nunca la sufren. Resignarse en este caso perpetuará que en poco tiempo empiecen a aparecer los primeros episodios depresivos, y sinceramente vivir sumergido en un trastorno por depresión es de las cosas más graves que puede experimentar un ser humano. Pocas personas pueden entenderlo realmente si no se han visto envueltos en este bucle de desesperación y tristeza.


Principales Alimentos que nutren la Depresión:

1. Poca o nula interacción Social o relaciones perturbadoras

2. Aislamiento

3. Encierro

4. Aburrimiento

5. Trabajos monótonos

6. Pensamientos disfuncionales y dialogo interior derrotista

7. Situaciones concretas desencadenantes

8. Victimismo



Como he dicho, son varios los factores que intervienen en la aparición de la depresión y se hace necesario luchar contra ellos, pues en este caso si que impera el tópico “vale más prevenir que curar.”


Sin ir más lejos, posiblemente habrás oído a hablar de la historia de Susi, la elefanta del Zoo de Barcelona que sufre depresión, a quien Alejandro Palomas recientemente ha hecho una de las protagonistas de su nuevo libro “Un país con tu nombre”. No es ningún secreto que los seres humanos hemos ido evolucionando, pero nos precede un ancestro animal y como tal nos podemos comparar con ellos y con sus comportamientos más de lo que creemos.

Susi llegó al Zoo de Barcelona el año 2002, pero ella nació en libertad en el año 1973. Des de su llegada al Zoo a Susi se le han ido observando comportamientos repetitivos, y una decadencia imparable, todo ello a consecuencia de su nula interacción con otros miembros de su propia especie y sin duda, debido a su cautiverio. Se volvió tímida, su mirada se entristeció, sus capacidades cognitivas se vieron mermadas por completo y empezó a realizar conductas repetitivas y ciertos balanceos típicos del aburrimiento y del malestar emocional que padecía.


En todo ello podemos ver que el factor ambiental perpetuó la decadencia anímica de Susi. Encierro, baja interacción social, mayor estrés y consecuentemente mayor subida de Cortisol, menor actividad física, aburrimiento, rutina monotónica, … Pero quizá alguien pensará: ¿Cómo puede ser? Si solo se tiene que preocupar por comer y respirar, en cautiverio no corre riesgos… Es cierto, no corre riesgos, de hecho, no corre ningún riesgo salvajemente externo, más allá del que le propician los encargados de seguir teniéndola ahí.

Cuando un animal está en libertad cada día lucha por su supervivencia, cada día su vida tiene un propósito y una función, la de mantenerse vivo, todo ello se anula cuando se ven en cautividad, la vida pierde todo su sentido, toda su emoción, vivir ya no es divertido ni responde a ninguna función.


A día de hoy, Susi sigue en el Zoo, ya que sus directivos han denegado el permiso de que se la traslade a un santuario y así pueda recuperar su salud mental. Realmente es una crueldad, dejar morir de pena a un ser vivo.


Si trasladamos esta historia a la vida de cualquier ser humano, vemos muchas semejanzas que concuerdan con el feroz aumento de casos en cuanto a depresión, y bajo estado de ánimo se refieren las estadísticas.


Más encierro, menos interacción social, más aburrimiento, más Cortisol, menos actividad física, empleos monótonos, más estrés… E Voilà! la pócima perfecta para alimentar un estado de ánimo en decadencia inminente.

Se estima que las personas que tienen un trabajo, al parecer cómodo y con pocas responsabilidades, padecen más riesgo de sufrir depresión que aquellos con cargos ejecutivos o cargados de responsabilidad, parecería al contrario, pero no es así. No es lo mismo tener mil cosas en la cabeza, reuniones, tomar decisiones, ideas, mil tareas… que sentarte en tu oficina o colocarte en tu puesto de trabajo a esperar que llegue la hora de plegar. Es cierto que en el primer caso será necesario que la persona aprenda a gestionar su caos, que aprenda a organizarse, pero no necesitará luchar con sus pensamientos ni rumiaciones a cada momento, básicamente porque no tendrá tiempo, tendrá que defender su día a día laboral como si la vida le fuera en ello. Su autoconfianza y su autoconcepto será muy elevado por que siente que tiene una utilidad superior en su puesto de trabajo. Los demás miembros del rebaño se levantan los lunes aburridos, desmotivados y esperando con ánsias que llegue el querido viernes por la tarde. Son las típicas personas que traviesan la vida de puntillas, dormidos, esperando que llegue un tiempo mejor, pero por desgracia la vida tiene fecha de caducidad y no nos depara nada mejor de lo que nosotros mismos creamos en nuestro presente. Vivimos como si fuésemos eternos, sin darnos cuenta que cada día puede ser el último o en el mejor de los casos, sin darnos cuenta que estamos un día más cerca del fin. Uig…que cruel parezco, pero seguro que nadie será capaz de contradecírmelo! 😉


Otro de los factores a tener en cuenta en relación con la depresión es la interacción social y las relaciones, sin ellas estamos perdidos, pero cuidado con el tipo de relaciones, no vayan a ser las causantes de nuestro mal estar. Somos seres sociales por naturaleza, habrá quien con más énfasis unos que otros, pero al final todos estamos programados para vivir en sociedad. Es común que cuando una persona está atravesando o sumergiéndose en un estado depresivo empiece a aislarse, eso es por que ha perdido la ilusión, no es capaz de ver su futuro con claridad, es más, no quiere verlo ni imaginarlo, todo es negro, se ha paralizado y nada le produce placer. Todo le produce cansancio y un gran sobreesfuerzo. Pero atención porque esto no sucede de hoy para mañana, esto se va cociendo a fuego lento, como el pavo de Navidad, más lento se cocine, mejor será el resultado, sucede lo mismo con la depresión, va apareciendo lentamente, va produciendo cambios en tu vida sin hacer mucho ruido, se los permites por que a simple vista es lo que te apetece y sin que te des cuenta ha coronado tu vida de pena y angustia. Por lo tanto, si te sientes atravesando un episodio en el que sientes un bajo estado de ánimo constante, rodéate de personas que sean importantes para ti, te producirá pereza al principio, pero debes hacerlo y ver que es lo que pasa y como te sientes.


El topicazo del ejercicio, no lo menospreciemos, da palo, ya lo sabemos, pero nos mantiene estables neuroquímicamente hablando y esto no lo podemos lograr de ninguna otra forma. Reduce considerablemente la hormona del Cortisol, la encargada de hacernos subir por las paredes. Todo el alud de procesos químicos que nos genera actúa en forma de antidepresivos, y es cierto que hacer ejercicio es lo último que te apetece cuando estás atravesando un mal momento, pero a veces vale la pena ponerse unas deportivas y salir, sin destino, solo salir a pasear, a observar. Si este es tu caso debo decirte que las 4 paredes de tu escondite no te conducirán a que te sientas mejor, no te salvaran, te lo aseguro. Lo que se producirá es que cada vez te cueste más salir del pozo, te parecerá que ahí estás cómodo y seguro, pero no es cierto, es un engaño de tu mente. Por probarlo no pierdes nada, solo ganas. Salir de tu cueva debe volverse una rutina, llueva, nieva o caiga granizo. Recuerda como ha afectado a Susi su cautividad, aun teniendo, a simple vista, muchas comodidades.



Mejorarse de la depresión requiere un compromiso, nadie dice que sea fácil, posiblemente será de las cosas más difíciles que deberás hacer en tu vida para ti mismo, pero sin pasar a la acción nada se mueve, nada cambia.

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