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El Placer de darse Atracones


“El placer tiene razones que la razón ignora”

El atracón o binge-eating es un trastorno que se caracteriza por la alternancia entre ayunos prolongados y atracones de comida descomunales. También hay casos en los que se toman, a parte de medidas restrictivas, una ingesta de laxantes o diuréticos para compensar tal ingesta desproporcionada sin llegar a producirse el vómito, pasando, en caso de que ésta aparezca, a formarse y evolucionar el trastorno del vomiting.


Las características que más llaman la atención, paradójicamente hablando, es que el deseo por realizar atracones aumenta cuando se intenta retrasar el contacto con la comida o con alimentos concretos, en este caso se exalta el deseo de comer compulsivamente y sin límites, llevando a la persona que lo sufre a vivir un auténtico infierno, presa de sus propios pensamientos devastadores y sin poder escapar de él a voluntad.


La realidad es que nuestro peor enemigo la mayoría de las veces somos nosotros mismos.

Como pasa con el vomiting las personas que viven el problema son completamente conscientes de lo que hacen, y aunque parece raro, lo hacen por puro placer, un placer al que han decidido rendirse para llenar otros aspectos de su vida que parecen estar vacíos. Quién sufre el infierno de los atracones busca periodos de alto control de su deseo, con atracones programados, lo que conlleva paradójicamente, a perder el control totalmente, cayendo en una espiral vertiginosa de desenfreno a la cual le siguen un gran repertorio de pensamientos y sensaciones avasalladoras.


En mis casos con pacientes, observo muy a menudo mientras analizo las soluciones que se intentan para refrenar el deseo, que la mayoría de ellas siguen un patrón común, un diálogo interno que les anima a no llevar a cabo la ingesta, se recuerdan que son valientes y que pueden superar ese momento. Lo que ocurre a continuación es que la mayoría acaba cayendo a las garras del deseo, consecuentemente una vez finalizado el atracón reciben un doble mensaje: No eres valiente, has vuelto a caer. Una solución intentada que lejos de ayudar a mejorar el problema lo mantiene aún más.


Es muy común también observar que quien más padece este problema son aquellas personas preocupadas justamente por no querer perder el control sobre las comidas, por subir de peso, o por cuidar excesivamente su alimentación, imponiéndose así reglas alimentarias restrictivas que, precisamente, incrementan su deseo por alimentos tachados como prohibidos, con el efecto habitual de que, después de algunos días de dieta estricta, acabarán atracándose justamente con las comidas prohibidas, que se han convertido ahora en irrefrenables y cada vez más deseadas.


A modo de ejemplo; quizá nunca te apetece comer un donut, basta que te niegues a comerlo para ver como el deseo por él aumenta. Lo mismo sucede con muchos otros temas en la vida, basta que aquella persona que te gusta no te haga caso para que la acabes deseando más, y es que la vida es un ir y venir de auténticas paradojas, que mal gestionadas pueden llevarte a vivir en un auténtico infierno.


Personalmente para lograr los objetivos con mis pacientes tengo muy clara una cosa, y es que frente a este problema es necesario aprender a autoadministrar el deseo de una forma distinta, una forma que se aleje de la lógica, evitando cualquier tipo de prohibición,


ya que si te concedes aquello que deseas puedes renunciar a ello, sino es irrenunciable.
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