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¿Cómo dejo de Preocuparme?


Pues no, no podemos apartar las preocupaciones de nuestra vida por arte de magia, es imposible, estaríamos sumergiéndonos en una falsa creencia si pensáramos que esto es posible de forma literal.



Tener preocupaciones es normal, forman parte de esta aventura que es vivir, sin embargo, lo que no es, o no debería ser normal, es que las preocupaciones sean las protagonistas de nuestra vida, que tengan o les demos la capacidad de manipular nuestro día a día y creen un escenario oscuro a nuestro alrededor. Cuando llegamos a este punto es cuando tenemos que buscar ayuda urgente, digo urgente porque cuando no sabemos gestionar correctamente nuestro mundo interno acaba por desbordarse, como el caudal de un río que crece sin parar hasta que llega al punto de llevarse todo lo que encuentra por delante. No podemos dejar que eso le suceda a nuestra vida, y en este caso si que somos los máximos responsables de solucionar el problema o dejarlo crecer cada vez más.


Os dejo esta bonita historia para entender mejor a lo que me refiero:



"Un rico comerciante contrató a un carpintero para restaurar una antigua casa colonial. Como el comerciante era de esas personas a las que les gusta tener todo bajo control y le preocupaba que el trabajo no quedase bien, decidió pasar un día en la casa, para ver cómo iban las obras.

Al final de la jornada, se dio cuenta de que el carpintero había trabajado mucho, a pesar de que había sufrido varios contratiempos. Para completar el día de mala suerte, el coche también se negó a funcionar así que el empresario se ofreció para llevarle a casa.

El carpintero no habló durante todo el trayecto, visiblemente enojado y preocupado por todos los contratiempos que había tenido a lo largo del día. Sin embargo, al llegar invitó al comerciante a conocer a su familia y a cenar, pero antes de abrir la puerta, se detuvo delante de un pequeño árbol y acarició sus ramas durante pocos minutos.

Cuando abrió la puerta y entró en la casa, la transformación era radical: parecía un hombre feliz. La cena transcurrió entre risas y animada conversación. Al terminar la velada, el carpintero acompañó al comerciante al coche. Cuando pasaron por delante del árbol, este le preguntó:

¿Qué tiene de especial ese árbol? Antes de entrar estabas enojado y preocupado y después de tocarlo eras otro hombre.

Ese es el árbol de los problemas – le respondió el carpintero. – Soy consciente de que no puedo evitar los contratiempos en el trabajo pero no tengo por qué llevarme las preocupaciones a casa. Cuando toco sus ramas, dejo ahí las preocupaciones y las recojo a la mañana siguiente, cuando regreso al trabajo. Lo interesante es que cada mañana encuentro menos motivos para preocuparme que los que dejé el día antes. 

Esa noche, el rico comerciante aprendió una de las lecciones más valiosas de su vida."



¿Bonito verdad?


La mayoría de veces nos quedamos más con las historias o cuentos que leemos o escuchamos que con palabras vacías que picoteamos de un sitio a otro. Y justo aquí reside la importancia de lo que acabo de decir: Siempre, siempre es necesario vivir y sentir aquello que queremos, no vagar eternamente por la queja. Podemos leer o escuchar consejos, tips, recursos, pero de nada servirán si no intentamos, por lo menos, ponerlos en práctica. Todo aquello que no experimentamos internamente acaba desapareciendo. De ahí la importancia de no quedarnos con efímeras teorías y pasar a la acción.


Intenta responder a esta pregunta:


¿Sientes que te preocupas demasiado o que diariamente las preocupaciones interfieren en tu vida produciendo gran malestar?


Si tu respuesta es SI, sigue leyendo, si es No aquí puedes dejar de leer.


Vale, sigues leyendo, así que has respondido con un SI.


Bien, ahora responde a la siguiente pregunta:


¿Que haces o has hecho para solucionar los problemas o situaciones que producen la aparición de preocupaciones?


Respondiendo a esta pregunta te darás cuenta que repites constantemente soluciones que en un pasado a lo mejor te han resultado útiles pero que a día de hoy no te funcionan. Esto es muy común, nos movemos circularmente sobre lo conocido, dejando de lado el pensar que pueden existir distintas alternativas y formas de solucionar un problema antes de que este pase a enquistarse en nuestro interior. Esto se produce de forma automática, si supieras conscientemente que hay alternativas y las conocieras prácticamente vivirías una vida plena y sin preocupaciones, pero por desgracia no poseemos de forma innata esta sabiduría.


También puede ser que hayas respondido que no has hecho, o no haces nada para solucionar aquello que te preocupa. Si es así lo más posible es que seas una persona que se queda anclada en la queja pero que realmente no pasa a la acción. Y sin acción no puede haber cambio. ¿Has escuchado el "deja que todo fluya"? Pues a lo mejor te lo has tomado demasiado en serio. La mayoría de veces dejar que las cosas fluyan significa no tomar acción, y cuando tienes o vives varios problemas o situaciones conflictivas debes ponerles remedio, de lo contrario, lo único que conseguirás será seguir viviendo en una queja permanente, agotar tu energía y la de la gente que tienes a tu alrededor, nada más, sólo verás la vida pasar.


En resumen, apartar las preocupaciones de nuestra vida es imposible, sin embargo, lo que es posible es aprender a gestionarlas, disfrutar una nueva visión de las cosas y rebajar su carga sobre nuestra vida. Ser conscientes de aquello que nos frena, de aquello que nos va apagando sin, muchas veces, darnos cuenta. Al final, lo único que no podemos recuperar es el tiempo, así que aprovechémoslo.




Te invito a que si quieres empezar a vivir de forma más consciente y con menos preocupaciones accedas al "Mindful Club". Puedes visitar su enlace y conocer un poco más como funciona.




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